Imposibilidad de dar la voz a los otros cuando los otros son territorios hundidos, desérticos, impenetrables.
Una reflexión imposible: acoger el dolor extremo. El campo de concentración y exterminio.
Salvar del desastre, la pérdida, el olvido, la muerte. Las huellas del pensar que habitan las obras de Mallarmé, Rembrandt, Jorge Bonino. Retomar la traza de una comunidad de afectos.
Ahá, digo. ¿Y para qué?