domingo, 30 de octubre de 2011

Veronique Doisneau (por Jerome Bel) y Walter Benjamin


Sé que pueden no tener nada que ver. Sin embargo los escucho, los veo, y no puedo dejar de asociarlos.  Sobre todo, cuando recuerdo, de "Materiales para un autorretrato", un texto datado en 1934, en el que Walter Benjamin dice: "Ser el primero en algo tiene grandes dificultades, también supone algunas posibilidades. En otro sentido, lo mismo vale para el último, como soy yo". Y un poco más adelante, tan solo un poco porque son quince líneas, "Se ha develado el enigma de por qué nunca reconozco a nadie, por qué me confundo a las personas. Porque no quiero ser reconocido, porque quiero que la gente me confunda".

El relato de Veronique, su personaje, va en esta línea aunque con alguna diferencia puesto que ella, su personaje, cree otra cosa. Quizás sea un tanto lento para tu gusto. Pero las miradas, los murmullos de la sala, las toses... todo vale. Vuelvo a mirar, vuelvo a escuchar, detenida, morosamente... y para el último cuadro los ojos se descosen. Más o menos como cuando, en la carta del 10 de septiembre de 1935, Benjamin le confiesa a Gretel Karplus que no se atreve del todo a pensar en el mundo exterior: "Como ves, hoy solo hay libros, libros y libros. Esto es un poco una evasión". Y apenas un mes más tarde, en carta a Alfred Cohn, la del 21 de octubre de 1935, le dice: "estoy empezando a confeccionar una lista de pérdidas, y no sé si algún día no me encontrarán a mí mismo también allí". Entre estas fechas, tan solo faltan cinco años y un largo viaje para llegar a Portbou.