jueves, 8 de marzo de 2012

Clarice Lispector

Martín, el protagonista de La manzana en la oscuridad cree haber asesinado a su esposa. Lo engañaba. Él huye. Se culpa y se refugia lejos, entre tres mujeres. Una lo delata y él es detenido. En la cárcel fantasea escribir un libro “En homenaje a nuestros crímenes inexplicables”. La única manera de sobrevivir. ¿No, Clarice?

“Se trata de una situación simple –dice Clarice en “Los obedientes”- un hecho a contar y a olvidar. Pero si alguien comete la imprudencia de detenerse un instante más del que debería, un pie se mete dentro y queda comprometido. Desde ese instante en el que también nosotros nos arriesgamos, en el que ya no se trata de un hecho a contar, comienzan a faltar palabras que no lo traicionarían. A esa altura, demasiado comprometidos, el hecho dejó de ser un hecho para convertirse apenas en su difusa repercusión… A esa altura, ¿por dónde anda el hecho inicial?”

Como Mocinha o Margarida o Macabea, “Viaje a Petrópolis” o La hora de la estrella, nada se es, nada se quiere, nada se sabe. Migrantes, solas, pobres, pierden la familia y viven de la caridad ajena. Tan solo se pasea para conocer un poco las ciudades. En esos trayectos puede que se produzca un cambio: desde la ventanilla de un auto, un tren, desde un ómnibus, se ve un lugar, se presiente algo. Algo que no se conoce y se comienza, “finalmente”, a no entender. Cansadas, dejadas al margen de la calle, se recuestan y mueren. Entre tanto “Es absolutamente indispensable que sea una ocupada y una distraída”. “Ellos me quieren ocupada y distraída, y no es importante cómo”. “Habla, habla, me instruían… Habla mucho, es una de las órdenes”. Está tan cansada. Se refugia, entonces, en “un cierto modo cariñoso de lo incabado”, el fondo del cajón.

“Vamos a decir toda la verdad.
Esta no es crónica ninguna. Esto es apenas”
    “Máquina escrevendo”. Río de Janeiro, 29 de mayo de 1971.

Allí, lo mal hecho, de alguna manera; porque lo que no sirve, sirve; porque en definitiva, interesa mucho, sobre todo porque “aquello que con poca gracia intenta remontar un pequeño vuelo, casi siempre cae sin gracia al suelo”. “Si tomo un aire hermético –dice una vez Clarice- es que no sé” y “Sin aviso”, “tanto mentí que comencé a mentir hasta mi propia mentira. Y eso –tan aturdida me sentía ya- era decir la verdad. Hasta que decaí tanto que la mentira yo la decía cruda, simple, corta: era la verdad bruta lo que decía”.

G.H., en su pasión, termina confesando: “Ya no sé de qué estoy hablando. Creo que inventé todo, ¡nada de esto existió!” pero asustada, en la incandescente lucidez de la mirada, agrega: “Pero si inventé lo que me pasó ayer, ¿quién me garantiza que no inventé toda mi vida anterior a ayer?”. Copia secreta de la escritura. Lo que podrá saberse, “lo que sabrás de mí es la sombra de la flecha que se clavó en el blanco”. “Desviada, sí, y por eso más violenta”.

 Homenaje de Caetano Veloso a Clarice Lispector: http://www.youtube.com/watch?v=IZ8s-RO_7l0


sábado, 18 de febrero de 2012

pequeño vidrio - 1918



Pequeño vidrio de 1918 [Para mirar (el otro lado del vidrio) con un ojo de cerca, durante casi una hora] y Estereoscopía de mano, de 1918 y 1919, son las dos obras que, casi todos reconocen, Marcel Duchamp realizó en Buenos Aires. Pero hay más. Junto a las piezas de ajedrez diseñadas por él, la obra que más me gusta es el regalo de bodas para su hermana Suzanne y su amigo íntimo Jean Crotti, ex marido de Yvonne Chastel quien, entonces, acompaña a Marcel por Buenos Aires. Se trata del Ready-made malhereux de Marcel, según fotografía de Suzanne de 1919: un instructivo, un manualito. El ready-made infeliz, su primer ready-made a distancia. Tan solo unas pocas palabras: colgar un libro de geometría de una cuerda en el balcón del departamento, de la Rue La Condamine, de modo tal que el viento pueda elegir sus problemas, pasar las páginas e incluso arrancarlas. Por supuesto, el tiempo hizo lo que se esperaba de él, destrozarlo.

martes, 10 de enero de 2012

Marcel Duchamp en Buenos Aires. 1918-1919

"Buenos Aires no existe. Es solo una gran ciudad de provincia llena de gente muy rica, de muy poco gusto, que compran todo en Europa, hasta las piedras sobre las que edifican sus casas".

"Juego al ajedrez solo"

"Juego día y noche y nada en el mundo me interesa más que encontrar la movida correcta"

"La pintura me interesa cada vez menos"

"Estoy completamente listo para convertirme en un maniático del ajedrez: todo a mi alrededor se transmuta en reyes y reinas y el mundo exterior no tiene otro interés para mí que, en tanto transposición de escenas, pierdo o gano la partida"


http://www.marcelduchamp.net/marcelduchamp_poster.php


lunes, 26 de diciembre de 2011

"Caballito blanco". Oscar del Barco

Imposibilidad de dar la voz a los otros cuando los otros son territorios hundidos, desérticos, impenetrables.


Una reflexión imposible: acoger el dolor extremo. El campo de concentración y exterminio.


Salvar del desastre, la pérdida, el olvido, la muerte. Las huellas del pensar que habitan las obras de Mallarmé, Rembrandt, Jorge Bonino. Retomar la traza de una comunidad de afectos.


Ahá, digo. ¿Y para qué?



lunes, 28 de noviembre de 2011

Oye, Fran!

"Adelantarse a tu tiempo aburre", dice Fran Lebowitz. Sí, entiendo. Una espera y espera y espera... que los demás entiendan. Pero una, en realidad, atrasa, querida, mientras todo marcha a mil kilómetros por hora.



viernes, 18 de noviembre de 2011

malentendido

   Un argentino que hace años se fue de Argentina pregunta por un nombre... "aquí... ¿cómo le llaman?... ¿cómo dicen? ¿una comunidad de familias? ¿viviendo todas juntas?"... Comunidad de familias dicen en México, donde reside. Ensayamos. Probamos entre todos con diferentes nombres, detalles, características... hasta que acertamos. Un complejo habitacional. El argentino quería referirse a un complejo habitacional. Se fue de aquí antes de que se hicieran moneda corriente. Un complejo. Se trata de un seminario sobre cuatro casos de los más famosos de Sigmund Freud, vueltos a leer por Jacques Lacan. Un complejo. El seminario se desarrolla en la Universidad. Complejo universitario decimos. Hace millones de años que vivo y trabajo entre un complejo y otro. Casualidad lingüística, arbitrariedad del signo. Estructuras edilicias: para habitar, para estudiar, para trabajar. Habría que indagar por el lado de la oposición y la relevancia. No hay siquiera que pensarlo demasiado: en la confrontación de la lengua, con otra lengua, aun una parecida, las maneras de llamar a las cosas por su nombre -qué gracioso- aparece en un detalle lo que va más allá, mucho más allá, de lo consciente.



domingo, 30 de octubre de 2011

Veronique Doisneau (por Jerome Bel) y Walter Benjamin


Sé que pueden no tener nada que ver. Sin embargo los escucho, los veo, y no puedo dejar de asociarlos.  Sobre todo, cuando recuerdo, de "Materiales para un autorretrato", un texto datado en 1934, en el que Walter Benjamin dice: "Ser el primero en algo tiene grandes dificultades, también supone algunas posibilidades. En otro sentido, lo mismo vale para el último, como soy yo". Y un poco más adelante, tan solo un poco porque son quince líneas, "Se ha develado el enigma de por qué nunca reconozco a nadie, por qué me confundo a las personas. Porque no quiero ser reconocido, porque quiero que la gente me confunda".

El relato de Veronique, su personaje, va en esta línea aunque con alguna diferencia puesto que ella, su personaje, cree otra cosa. Quizás sea un tanto lento para tu gusto. Pero las miradas, los murmullos de la sala, las toses... todo vale. Vuelvo a mirar, vuelvo a escuchar, detenida, morosamente... y para el último cuadro los ojos se descosen. Más o menos como cuando, en la carta del 10 de septiembre de 1935, Benjamin le confiesa a Gretel Karplus que no se atreve del todo a pensar en el mundo exterior: "Como ves, hoy solo hay libros, libros y libros. Esto es un poco una evasión". Y apenas un mes más tarde, en carta a Alfred Cohn, la del 21 de octubre de 1935, le dice: "estoy empezando a confeccionar una lista de pérdidas, y no sé si algún día no me encontrarán a mí mismo también allí". Entre estas fechas, tan solo faltan cinco años y un largo viaje para llegar a Portbou.





Erika Janunger

Tan solo un regalo, un cumpleaños, un festejo. Sobre todo la música.



viernes, 28 de octubre de 2011

a cadena perpetua

Ruido de pájaros frenéticos. Frases fragmentadas. Letras caladas. Quebradas. Un camino de rampas ascendentes, cortes. Una herida zigzagueante junto al río. Entre muros. Placas de piedra. Sus nombres. A veces, es necesario sumar piedras. Sumar nombres. Los amigos dejan flores. O cartas. Tocan los nombres en las placas. La ausencia está presente. Una fotografía se proyecta en las columnas discontinuas. Hay que encontrar el punto, la distancia, para ver. Aparece y desaparece. Sobre el río. De espaldas. Cuando se ve, está alejándose. Hay que acercarse a las rendijas. Espiar. Caen gotas de tinta. Como ráfagas. Un loop vertiginoso. Tensión inadmisible. A punto de estallar. Siempre. Impactos de bala sobre el blanco. El mínimo espacio para vivir, la superficie exacta para enterrarnos de pie. Bloques geométricos encastrados. Celdas suspendidas en el aire. Una en otra. Las puertas abiertas. Directo al vacío.



vuelta atrás

No es un discurso. Son los conocidos, los amigos. Y eso es triste. Habremos de convertirnos, convencidos o no, en intelectuales/artistas/siempre funcionarios funcionales para sobrevivir. Mantener el trabajo.



otro Satie para vos

Encontré esta nueva versión... no sé quién está al piano aquí... pero es maravilloso... y las imágenes... quisiera verlas todo el día proyectadas sobre una pared de mi casa...





Como sabés, me gustan las fotos, especialmente antiguas, en blanco y negro siempre. No estaría nada mal una proyección continua, cambiante, sobre el fondo blanco de una pared inmensa... y esta música, ah, esta música... "Yo podría bailar ese sillón" dijo Julio que dijo Isadora.

jueves, 27 de octubre de 2011

elecciones

¿Cómo escribir en un lugar dominado, subrepticiamente, por una especie de guerra civil? 
Un lugar donde un discurso redentor y autoritario, con sus santos y sus muertos -disfrazados de mártires- se expande con exclusividad vertical desde la voz de una dama. De hierro. De calculada seducción. De amable propaganda en época de elecciones.



domingo, 23 de octubre de 2011

Joaquín Torres García


Joaquín Torres García nació en Montevideo, en 1874, un 28 de julio. 
          Entre tanto, decía:
                         "Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte".
Universalismo Constructivo. Buenos Aires: Poseidón, 1941.



Anduvo por Barcelona, Bruselas, Nueva York, La Costa Azul, París, Buenos Aires. Pintó, pintó, pintó. Hizo hermosos juguetes. No me canso de mirarlos e imaginar ciudades. Sin nombre. Murió en 1949, un 8 de agosto, también en Montevideo.

des/entrada

Levanto la cabeza. Quedo pensando. Nada. Verdaderamente nada. Tan solo, el absurdo por pensar ciertas cosas. Parece, son importantes. Qué será, digo, en el mismo momento en que mis ojos se quedan mirando un punto en el vacío. El origen. Padres de aquí, uno de cada lado, de cada clase, muertos hace tiempo, abuelos de más allá, uno de cada pueblo, bisabuelos a los que ni siquiera el rastro puede seguírseles. Tartarabuelos de los que ni el nombre conozco. ¿Lo originario? ¿Qué será? Supongo, quien más quien menos, estamos hechos de estos ires y venires, caníbales, antrofágicos, vanguardistas posmodernos. Tratando de acomodarnos al sol cuando hace frío, a la sombra cuando el calor derrite. Una pobre gente. Eso somos. No más. De aquí para allá, corridos por los fanáticos, los que están seguros, los que saben lo que necesitamos, lo que pensamos y hasta lo que no queremos ni nos gusta. Ellos saben todo. Nosotros deambulamos. Hace tanto tiempo! Tantas generaciones! Una inmensa mayoría. Nada queremos en verdad. Posiblemente la única consigna que nos organiza sea la de la huida. No sabemos dónde. Cuándo. Cómo. Allá vamos. Seguimos viviendo. Tratamos de sobrevivir. Sin demasiado a qué tomarnos. Alguna canción. Un libro. Un amor. Seguimos. Andando. A lo sumo, a lo mejor, nos detenemos un rato a mirar el mar o ver pasar las nubes, algún color en la montaña. Nos aturdimos, irresponsables, en alguna ciudad a contrapelo. La que nos toque.



domingo, 18 de septiembre de 2011

Erik Satie: una imagen


Alfred Eric Leslie Satie

gymnopèdies 1



Dicen de Erik Satie cosas horribles. Las creo. Pero, al mismo tiempo lo escucho lamentarse. Anda en solitario, por los ismos de fin de siglo XIX y principios del XX. Musicales, pictóricos y literarios. Se adelanta a la tirada de dados de las vanguardias. Poema en "ix". Hace collages, buffonèrie. Él gusta de Montmartre. Escribe su música para Parade de Cocteau/Picasso y también para Relàche de Picabia, argumentos y decorados. 
Despojado, maniático. Minimalista antes que ninguno. Espero te guste. A mí me encanta.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

martes, 13 de septiembre de 2011

sin título

una performance, una instalación, estar apenas
esperar a que todo vaya desintegrándose
no hay otra historia
no hay más